Por qué existen las mesas multiactores

El proceso de diálogo que protagonizan los distintos actores de la cuenca del Salar de Atacama en pro de la sustentabilidad del territorio, es un tipo de iniciativa que responde al nuevo paradigma de la colaboración del siglo 21. Las mesas multiactores han demostrado ser la manera más efectiva de abordar la complejidad y la globalización de nuestro tiempo, y de solucionar los grandes problemas de la humanidad, como el cambio climático.

En este contexto complejo y global, los procesos de diálogos multiactores -también llamadas Asociaciones de Múltiples Partes Interesadas (ASP)- son una forma cada vez más relevante para solucionar estas dificultades y avanzar en el desarrollo. Las organizaciones de la sociedad civil han descubierto que pueden mejorar su entorno al encontrar nuevas maneras de trabajar en colaboración, y aprovechando las herramientas digitales. También las empresas buscan nuevas maneras de generar “valor compartido” y estos procesos de diálogos multiactores se han vuelto esenciales en el desafío de formar industrias responsables.

En 2015, la comunidad mundial acordó los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para abordar los grandes problemas que enfrenta la humanidad. Ahí se planteó que solo se lograría solucionarlos mediante asociaciones de múltiples partes interesadas fortalecidas. “Las asociaciones de múltiples partes interesadas -o mesas multiactores- son, aunque no el más fácil, sin duda el camino más efectivo a seguir para asegurarse que nadie se quede atrás al tomar decisiones que nos afectan a todos”, afirmó hace unos años Gerda Verburg, subsecretaria general de la ONU, ex presidenta del Comité de Seguridad Alimentaria de esta organización y ex ministra de Agricultura de los Países Bajos.

En el mundo, existen miles de casos de mesas multiactores en  los últimos 20 años. Por ejemplo, en el sector de alimentos y bebidas, 22 de las corporaciones multinacionales más grandes del mundo se han unido en alianzas con stakeholders del sector público y la sociedad civil; también, las cientos de asociaciones formadas por organizaciones de desarrollo, gobierno y sociedad civil después de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, en Johannesburgo en 2002 y de “Rio + 20”, de 2012.  En África, Asia y América Latina, se ha iniciado un centenar de estas iniciativas integradas, en las que el público, la sociedad civil y los stakeholders privados están colaborando para asegurar que todos se beneficien.

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